a noche: estaba terminándome el libro, el libro al que estaba enganchadísima. bueno, sólo me quedaban 150 hojas y estuve leyendo a la vuelta de la universidad para aprovechar el tiempo. Pues bien, jamás estuve tan absorta con algo mientras que voy en el metro. siempre tengo la ridícula manía de mirar la cara de la gente de mi alrededor e imaginarme a dónde van, en qué trabajan, si sufren o son felices... ayer no. sumergida en mi historia (y tengo que decir que me veo reflejada en la protagonista), apunto de que mis lágrimas se deslizaran por mi cara tuve que bajar para coger el tren. al salir a la estación estaba diluviando y hacía un pelo que pelaba. no obstante, a mi me daba igual, estaba con él y él evitaría que me preocupase de la lluvia y el frío. subí al tren incluso leyendo (decir que tampoco me fijé en la gente de mi alrededor) y al bajar me esperaba mi pobre padre para llevarme a casa. a todo esto seguía diluviando y para evitar mojarme esperando en la calle entre dentro de la estación ( todo esto leyendo) y al entrar me di en la cabeza como si me hubiesen tirado una maceta. una chica que debe ser que iba conmigo en el tren me preguntó que si estaba bien pero a mi no me importaba porque estaba él. llegó mi padre y me dejó en casa y bien.. era la hora de mi bici, entonces, me coloqué el chándal y bajé corriendo las escaleras hasta el sótano donde estaba la bici.(hacía tiempo que dejaba de cenar por algún motivo) claro pero no iba ha hacer bici sin dejar de leer,no. pues ahí estaba, leyendo como una descosida el desenlace y justo cuando hablaba de muerte ¡zas! se fue la luz. (si pero no sólo a mi casa sino a todo el barrio) no había nada que hacer... subí corriendo donde estaban mis padres y les dije que qué pasaba. ellos me contestaron que esperase a que volviera la luz. y así hice, esperé. cuando volvió me volví a completar mi lectura y mi hora en la "ciclostatic". continué leyendo, quizás fueron un par de capítulos, de pajilla, y cuando vuelvo a lo interesante, la muerte de nuevo se vuelve a apagar la luz. a mi aquello no me gustaba nada, no sabía que estaba ocurriendo. mientras tanto yo en el sótano en silencio escuchando la lluvia deslizarse por la puerta del garaje. subí de nuevo y le conté a mi madre que cada vez que intentaba leer algo interesante se iba la luz. mi madre se rió como buena madre. decidí irme a mi cuarto y volvió la luz. continué lloviendo y volvió a pasar. mi hermano que estaba oyendo todo desde su cama decidió venir a mi cuarto para preguntarme si había sucedido de nuevo y le dije que sí. - ¿no habrás leído otra vez muerte?que parece código morse. le dije:- andaaa vete a dormir. así hizo, pero claro aquellas extrañas señales no iban a romper mi lectura y continué leyendo con tres velas a mi alrededor. sólo era consciente del libro. y lo acabé.

• estas son algunas citas:

había oído el cuento de viejas de que necesitamos un año y un día para saber de verdad, desde el corazón, que alguien ha muerto.necesitamos vivir un año entero sin esa persona, para experimentar cada día de nuestra vida sin ella y solo cuando lo hemos hecho y vemos que seguimos empezamos a aceptar.... por primera vez en mucho tiempo lloré. después de meses sintiéndome fría por dentro, lágrimas calientes empezaron a brotar por mis ojos. la mariposa se posó en el mando a distancia y agitó las alas muy deprisa, como si estuvieran riendo. luego, con un roce que apenas noté, se posó sobre mi cara, mis cejas, mis mejillas, la comisura de mi boca. Me estaba besando. Luego voló hasta la ventana y se posó sobre el cristal, esperando. Era hora de irse. Por el momento. Abrí la ventana y el ruido irrumpió en la sala; había un amplio y fabuloso mundo ahí fuera. Durante cinco o seis segundos la mariposa revoloteó sobre el alféizar, hasta que finalmente se alejó, pequeña y valiente, para seguir viviendo su vida. el libro es: ¿hay alguien ahí fuera? de Marian Keyes http://www.youtube.com/watch?v=gJiHQ2S_N8U